Evaluación por capacidades profesionales

La evaluación es un tema de actualidad que atraviesa diversos campos del conocimiento y de la práctica social. No tiene identidad disciplinaria, ya que es cuestión de tratamiento en variados ámbitos del saber. Referida inicialmente al aprendizaje, hoy se aplica a muchas otras actividades o prácticas, aunque no siempre desde una conceptualización adecuada. En este sentido, es importante saber a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de evaluación y reflexionar acerca del papel que ella desempeña en nuestra práctica docente:
  
·      Reconocer la importancia de la evaluación como instrumento de transformación de nuestras practicas educativas.
·      Analizar nuestras prácticas y reconocer la evaluación inserta en ellas.
·      Comprender que los criterios de evaluación no deben ser arbitrarios sino que han de partir de la particular naturaleza de los objetos a evaluar.
·      Valorar la importancia de la institucionalización de la evaluación como regulación critica del camino emprendido.

La evaluación es el mejor estímulo para el aprendizaje. Cada acto de evaluación da un mensaje  claro a los alumnos y a los docentes  acerca de lo que los primeros deberían estar aprendiendo y como deberían hacerlo:

·        La evaluación centrada en procesos de mejora. El acento de la actividad evaluativa, más que para certificar o aprobar, se coloca cada vez más en la optimización de lo que se evalúa, es decir, contribuir a proporcionar información relevante para introducir los cambios y modificaciones necesarios para hacer mejor lo que se está haciendo.

·        La evaluación centrada en el aprendizaje. Más que entender la evaluación como un instrumento de control externo sobre qué se hace y cómo se hace, cada vez más se tiende a entenderla como un proceso que promueve el aprendizaje sobre la realidad en la que se actúa: comprender mejor los procesos sobre los que se actúa y las razones de sus deficiencias y aciertos.

·        La evaluación participativa. La responsabilidad es compartida por todos los actores (docentes y alumnos) que intervienen en el proceso. El agente de la evaluación deja de ser exclusivamente el docente y pasa a desempeñar un papel fundamental el propio alumnado.

·        La autoevaluación y coevaluación. Facilitan a las personas implicadas mejorar por sí mismas sus actuaciones. Entre otras cosas permitirán ponderar el manejo y transferencia de la información por sobre su almacenamiento. Lo importante no es almacenar información, recordarla y evocarla, sino cómo transferirla a otras situaciones, cómo plantearse problemas y encontrar estrategias de solución, cómo saber buscar y seleccionar información, o cómo ordenarla e interpretarla.

Hoy consideramos la evaluación como un medio al servicio de la educación al emplearla como elemento retroalimentador de lo evaluado, y no sólo como un fin que lo único que pretende es emitir una valoración determinada acerca de los resultados del proceso educativo llevado a cabo, sin afán de intervenir para mejorarlo, sino como comprobación de lo conseguido.

Fuente: Comunicación de Evaluación por capacidades profesionales: Anexo I